ANÁLISIS Y REFLEXIÓN 6: EL LIBRO BLANCO, ¿Inspección? ¿Evaluación? Punto 8

 Buenas, queridos lectores! 

En la cuarta clase de Procesos y Contextos, nuestro profe Xoán nos propuso la reflexión sobre la Fundación Tomillo y también pudimos hablar sobre el libro blanco de José Antonio Marina, en el cual se proponen una serie de reformas en la profesión docente y su entorno escolar. 

En esta entrada quiero hacer hincapié en los métodos de evaluación y la evaluación en general. Quizá hablo de más o exagero, pero lo que he podido ver por ahora en el entorno laboral y en determinados momentos es una grandísima ausencia de rendición de cuentas. En la educación es algo complejo evaluar al docente ya que un docente de primaria o secundaria no tiene nada que ver al de universidad, el cual está fuera de la conserjería de educación. Es la Universidad la que decide si el docente cumple o no, si le renuevan el contrato o tal. Sucede lo mismo con las nóminas (quién paga). Las nominas de los docentes de los centros concertados y públicos de Castilla y León las gestionan funcionarios de la conserjería de educación. Sin embargo, las nominas de los profesores del Conservatorio de Valladolid o de la Universidad de Valladolid las gestionan funcionarios contratados por estas instituciones. Lo mismo ocurre con el dinero que se destina a estas instituciones. Se les da dinero, pero estas instituciones no tienen que rendir cuentas del gasto que realizan con él de manera minuciosa. Les basta con dar unos datos. Evidentemente, cualquier gasto público debe quedar reflejado en el boletín correspondiente. 

La figura del inspector, cuya función se supone que es comprobar la calidad del trabajador, es inexistente en muchos casos o no parece tener mucha importancia. El problema es, además, burocrático. 

Personalmente creo que esta labor la tiene que gestionar la conserjería correspondiente de cada comunidad autónoma y deberían llevarla funcionarios públicos formados para inspeccionar que se cumplan ciertas cuestiones para garantizar unos mínimos, independientemente de escuelas públicas o privadas. Si enseñas o te ganas la vida con una institución de enseñanza (empresa dedicada a eso), apechuga como lo hacen el resto de empresas dedicadas a otros sectores, como por ejemplo las dedicadas a los espectáculos o las dedicadas a hostelería. 

En una empresa de sonido, por poner un ejemplo, te puede aparecer un inspector de trabajo para comprobar que se cumplen las EPIs y determinadas cuestiones como la debida acreditación para manipular X máquina. Jamás he visto entrar a un inspector en un aula, sentarse como un alumno y tomar nota sobre el docente. Sería todo un espectáculo ver qué docente realmente se ha preparado la sesión y sigue de forma tranquila y normal y quién se pone nervioso y se indigna diciendo que es una intrusión y una ofensa a su persona (se me vienen muchos casos a la cabeza de recuerdos durante mi etapa estudiantil). 

No soy capaz de concebir una inspección de trabajo sin que el inspector pise el terreno de la tarea. En el caso de un técnico de sonido, el escenario; en el caso de un maestro o profesor, el aula. 

Comentarios

  1. Hola Arnau.

    Comparto totalmente lo que has dicho: "pero lo que he podido ver por ahora en el entorno laboral y en determinados momentos es una grandísima ausencia de rendición de cuentas". En la Universidad y en los centros, me da a mí que no hay demasiado control. La cuestión es que deberíamos los ciudadanos ser los primeros de hacerles rendir cuentas, pero no lo hacemos. Y en la Universidad he visto cómo apenas se escucha al alumnado, a pesar de ser quienes pagamos la matrícula. Pongo un ejemplo: cuando la cuarentena, fueron famosos los hashtag de la UVa y la UGR. Sé de buena tinta que profesores de la UGR, en sus clases, criticaron a los alumnos por poner ese tipo de comentarios, que desprestigiaban su imagen, y era inadmisible. Esa profesora, igual que la alumna, podía realizar ese comentario fácilmente, una de la cátedra y otra desde la RR.SS. Nunca podrían tener una discusión cara a cara, porque la alumna saldría perjudicada.

    El día a día es habitualmente un temor o desinterés del alumno o alumna de participar, opinar, etc. porque conlleva consecuencias, negativas casi siempre. En el máster, el coordinador de la general nos tomó en cuenta nuestras críticas finalmente, pero ¿habéis visto resultados en otras asignaturas? Un profesor en concreto nos bajó la actividad y eran unas casi veinte página de lectura. Algo es algo y eso me parece muy bueno por su parte. Pero la carga general es todavía grande. Ahora mismo en la tarea 12 (sí, me estoy adelantando para no estar con la lengua todo el día fuera) me he dedicado a comentar unos cuantos blogs y llevo todo el día. Para hacer todo esto bien, óptimamente, necesitamos tiempo. Y la culpa no es de los profesores en sí, que lo hemos hablado, es de la organización del máster. Además, creo que todos compartimos la opinión de estas tres asignaturas deberían ser centrales, puestos que las específicas suelen tener que ver con lo que ya hemos dado.

    Un saludete de Samuel.

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